Compartir

Como mencioné en mi columna anterior, la política de vivienda del Estado de Chile consiste en entregar subsidios que, junto a los ahorros exigidos a las familias y los préstamos necesarios, canalicen la necesidad de viviendas a través del mercado. Sin embargo, en esta ocasión no comentaré sobre los límites que supone para las familias dicho mecanismo, sino del negocio atrás de él.

Durante la Dictadura cívico-militar se instaló a sangre y fuego un modelo neoliberal que ha sido protegido por todos lo gobiernos desde entonces. En lo que respecta a vivienda, se eliminó de la constitución el derecho a ella, se erradicaron las tomas de terreno y las poblaciones más pobres (lo cual fue un desplazamiento forzoso), se liberalizó el mercado del suelo y el uso de dicho y se instaló la política del subsidio.

Para nuestro perjuicio, la atribución de proyectos de vivienda (o “stock” de viviendas) es capturada por las entidades patrocinantes de las grandes inmobiliarias y sus constructoras. Esto terminó por generar un negocio cautivo, poco riesgoso, donde los subsidios del Estado y los ahorros de las familias son un mecanismo de financiamiento del negocio de unos pocos. Algunos de los efectos del “negocio cautivo de la vivienda” han sido: poca y nada innovación en la construcción de viviendas (es decir, producir viviendas en serie y monótonas), nula crítica a los problemas de diseño de barrios, saturación de servicios luego de la entrega de hogares y protección a toda costa de mantener esta forma de financiamiento de viviendas.

Independiente de las diferencia entre programas en lo que respecta a vivienda, todos los gobiernos han estado de acuerdo en un aspecto central: hacer de la necesidad de techo un negocio seguro, financiado con recursos del Estado y por las familias aquejadas por el déficit habitacional.

Para finalizar, quiero ser enfático en que la clase política renovada y encabezada por la coalición del Apruebo Dignidad (pero que no se limita a el), no ha cuestionado para nada esta alianza entre Estado y privados que solo enriquece a algunos aprovechándose de las necesidades de muchos.

Cristóbal Tomé Serra.
Psicólogo Comunitario – Fundación Rukawe.