Compartir

Dani K Arroyo

Es un hecho que la revuelta popular que estalla el 18 de octubre del 2019 no sale de la nada, sino que más bien representa el cúmulo de experiencias históricas de resistencia y lucha contra las condiciones de explotación y opresión que han vivido los pueblos en este territorio. La continuidad política e histórica que existe entre 1973 y 2019 es innegable, ya sea por las instituciones aún vigentes que emanan de la época de dictadura, o por la prevalencia del neoliberalismo, tanto en lo valórico como en lo económico, en los cimientos de la sociedad chilena contemporánea. De la misma manera, la historia de lucha contra la dictadura sin duda constituye parte de la memoria popular que se refleja en todo momento a lo largo del periodo de revuelta.

Es en este nexo histórico que se sitúa la obra “Cero” de Colectivo Teatro de Operaciones, escrita por Juan Saravia y dirigida por América Molina, que relata los inicios de la resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet, especialmente el rol de las mujeres en el frente Cero, un grupo de insurrección armada cuya orgánica de guerrilla dio origen posteriormente al Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Desde el inicio de la obra, se propone hacer explícito los paralelos entre personajes contemporáneos al calor de la revuelta popular, y personajes históricos enmarcados en la lucha contra la dictadura. La propuesta escénica se sitúa entre lo documental y lo ficticio, con una narrativa que se apoya en documentos audiovisuales ingeniosamente proyectados en la escena, y a partir de los cuales se entra en un dialogo brechtiano entre personajes y audiencia, que invita a la curiosidad y a la reflexión, pero también a la acción.

Este objetivo no busca cumplirlo relatando las historias ya conocidas de figuras de grandes dirigentes, sino que de “las y los ‘nadie’”, en las palabras de Saravia. Este enfoque le da una perspectiva única, más aterrizada y menos grandiosa, a la obra. Lejos está de endiosar a cualquiera de sus personajes. A través de una exploración íntima de los miedos, angustias y aprensiones de los personajes en momentos inciertos y de alto riesgo personal, logra humanizar a las y los luchadores que retrata, y además sienta paralelismos entre los personajes contemporáneos y los personajes históricos, trazando la línea temporal de una única lucha histórica a través de una emocionalidad conjunta.

Pero el enfoque no es solo “desde abajo” de las orgánicas, sino que también desde el margen: la obra se centra principalmente en mujeres combatientes, cuyos nombres no pasaron a la historia, que en su mismo trabajo de militantes se enfrentan al patriarcado, y que deben luchar para poder luchar. Las mujeres de la población, las tías, las abuelas, y las niñas son valoradas por sus distintos aportes, ya sea como guerrilleras, dirigentas, ayudistas, mensajeras, o más. Rescata así una herencia histórica que muchas veces se olvida, y eleva a las mujeres de la resistencia a un rol de protagonistas.

A través de la memoria de las olvidadas y marginadas en la lucha, “Cero” hace un aporte importante a la memoria popular chilena, reivindicando un legado que pocas personas conocen, no desde la grandiosidad, sino que desde la humanidad. Una memoria que no solo mira hacia atrás en la historia, pero que impulsa hacia un horizonte de lucha en el presente y en el futuro.

“Cero” está actualmente en cartelera en el Teatro el Puente, y las funciones se realizarán a las 20:00 los miércoles, jueves, sábados y domingos entre el 10 y el 20 de noviembre, en modalidad presencial y bajo el formato “paga lo que puedas”.